por Michel Enrique Hernández Macías
Poeta,
ensayista, cronista, y todo adjetivo literario existente, fueron algunos de los
papeles ejecutados por el húngaro nacido en Suecia y de padres franceses Gastón
L’ Amour. Desde muy temprana edad Gastón empezó a mamar los pechos de esa mujer
llamada literatura, hecho que no sorprendió a nadie, puesto que desde pequeño
el potencial literario que se percibía en él daba esperanzas de que fuese un
portentoso escritor. Entre sus obras más reconocidas están Y de
cómo nos contagiamos el sida, café cortado y mala leche (parte de su obra
poética); Madame mademoiselle, Deliciosas
tardes de ocaso y Oda a las obras de orgías (sus novelas más reconocidas).
Gastón no transgredió los cánones como muchos de sus contemporáneos, (cabe
mencionar el pleito con Ramboud, quien dijo “L’ Amour es tan clásico que es
clásico que nunca aparezca en los clásicos de la literatura”). Fiel a su
estilo, L’ Amour nunca fue partidario del verso complejo ni de la narrativa
existencial; ejemplo claro de su estilo lo encontramos en el poema “Virgen
ínfima”, contenido en la obra Y de como nos contagiamos el sida; el
poema versa así:
Mujer
prominente, no eres verso elocuente
Incongruente
es tu ser que niega mi existir
Puesto
que tú también deseas sentir
El
elixir de este ingrato canalla
Que
es preso de tu alma virgen y púdica
Pero
¡oh justicia infinita! Niegas placer
A tu
cierva divina, cuyo ínfimo desdén
Priva
de elocuencia al hombre certero
Pero
esa virgen en mi lecho será cordero
Del
sacrificio ninfómano, de cuya prisión
Jamás
saldrá, en la cama por la eternidad vivirá.
Podemos
leer en el poema que Gastón, en su primer libro de obra poética, plasmó el
sentir de un hombre solitario deseando tener a la mujer inalcanzable. Enfermo y
viejo con sendos problemas mentales, el
autor fenece a principios del siglo XV… dejando un breve pero peculiar legado
literario
…..
―¿Qué
clase de mierda es esta?- pregunta el editor enfadado
―El
principio de mi próxima novela señor.
―¿Pero
qué jodidos es esto?, ¿una biografía, un ensayo, un tonto esfuerzo por imitar Pálido Fuego o acaso es el
próximo papel de baño que usaré?, ponte a leer los detectives salvajes, Cortázar o ¡qué sé yo!, hasta Sabina hace
mejor poesía que esto. Pero seré benévolo contigo, tu ínfima historia la
publicaré en un blog… siéntete agradecido.
Y es
así como empecé a ser blogger.
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