miércoles, 6 de febrero de 2013

No te vayas aun.

Ana Laura Guerrero


A veces pienso que no fue casualidad
Yo le salve la vida y el me salvo el alma…
Esa noche nos proporcionaba el marco suicida perfecto;
El mar y la madrugada  nos acariciaban  y no había nada ni nadie
Lo mire desde mi ventana, parecía aturdido, a pesar del silencio,
Caminaba despacio, la muerte le acompañaba, se notaba desde lejos.

Tal vez fue empatía, yo no tenía el valor pero deseaba hacer
Lo mismo, queríamos que nuestro contrato terminara.
Apresurada corrí a detenerlo, lo mire oscuro, lo mire lejos y
También perdido.

Las vivencias le trajeron canas y los desvelos arrugas,
Parecía de 40 o menos ¿o más?

Logre que su mirada se fijara en mí, le dije lo que yo no solía escuchar:
- Hay tantas cosas por las cuales seguir- susurre- casi amanece,
No te vayas aun, ¿quieres café?

La brisa llego temprano a sus ojos y el agua salada recorría sus
Mejillas y  paresia asustado, no sabía donde dejaba sus huellas.
Fui a casa, prepare café, cogi dos cigarrillos y los lleve
A la orilla donde el se encontraba.

Después de este evento desafortunado, el decidió adherirse a mi- y
no me molestaba- su risa era de niño y el carácter como de abuelo,
No le pregunte nada y el no me pregunto nada.

Éramos dos vacíos tratando de llenarse con humo, café y cariarías,
Yo sonreía mas y el era la razón.
Una noche cuando la luna se hacia testigo voluntario,
El vacío se convirtió en amor, la pasión nos llevo
Y nos trajo de nuevo.

Olvidamos el mar y ese episodio trágico, solo existíamos
los dos, nos dábamos vida.
Nuestro cupido fue la muerte y ahora lo agradezco.

A veces pienso que no fue casualidad
Yo le salve la vida… pero el me salvo el alma.

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