miércoles, 15 de mayo de 2013

De la raza de cobre solo su rostro se volverá blanco


La madre de mi padre me ha mirado el otro día mientras le saludaba, confundiéndome con él me preguntó  si ya me había cansado de usar pantalones de cuero y cinturones brillantes, me miró con sus ojos casi ciegos y me dijo que deseaba vino, que con la muerte borracha todas las luces se apagan, al ser yo un tonto le creí y me bendijo, y, como una confesión callada, me sentí verdaderamente bendito.

Antes de irme fui a despedirme de ella, de nuevo mi rostro era el rostro ajeno, ahora veía en mi mirada la mirada de mi madre, confundida por el cabello que me cubre, me habló de su esposo, al cual solo llamó “aquel hombre del que nacieron todos los azules y los verdes”, después besó mi frente y dijo “Gabrielito tiene tus ojos y el cabello de mi hijito, que pena que no haya venido” me bendijo nuevamente derramando una lagrima y nuevamente me fui.

Me di cuenta que mi padre lloraría por ella sin mostrar flaqueza en sus ojos, cuando su oscura piel se vuelva blanca, a ella que es mi madre, a su esposa que es mi madre, a su hija que es mi madre, lloraré con él por ellas, para rogar su regreso aún si es en vano, para honrar su partida aún si es eterna.

Porque es verdadera fortuna aquellos que pueden perder parte de su alma en el alma ajena, pues habrán dejado algo de si en otros; quienes se van de casa cargando cruces en el pecho, quienes discuten por no desear verse como la gente feliz y bella, quienes le dan el único centavo sobrante de comprar una caja de tabacos, aquellos que se llevan algo y lo dejan todo de vuelta a ella, llorarán sin decir nada cuando pierdan la causa de sus vidas, y al morir, por aquellas nubes de ceniza sobre los cielos, sus hijos darán lagrimas de cobre.
Gabriel Faz

miércoles, 1 de mayo de 2013

¿Qué tiene de feliz el Día del Niño?

Todos los años en México, el 30 de abril, se celebra el Día del Niño. En esta fecha las escuelas se llenan de música, regalos, juegos y festejos para sus alumnos; en algunas tiendas se hacen descuentos en juguetes u otros artículos para los niños, incluso se les regalan dulces o algún otro pequeño detalle; en lugares públicos como parques o plazas se realizan diversas actividades, todo con el propósito de que los niños pasen unos instantes agradables.

A pesar de las buenas intenciones que los docentes y los padres de familia tienen de hacer del Día del Niño un agradable momento de diversión y distracción, el verdadero propósito de esta fecha no es tal. El Día del Niño tiene como propósito conmemorar la proclamación de la Declaración de los Derechos del Niño, esta declaración, en 10 principios, establece cuales son los derechos a los que cualquier niño debe poder acceder. Entre los principales derechos de los niños se encuentran el recibir una educación obligatoria y gratuita, el derecho a la seguridad social y acceso a servicios médicos.

En México tenemos una manera muy peculiar de conmemorar las fechas importantes. El 5 de mayo, día en que se conmemora la Batalla de Puebla, los estudiantes tienen el día libre; pero cuando les preguntan qué se celebra ese día son capaces de responder que se conmemora la victoria del ejército mexicano contra los poblanos, el natalicio de Benito Juárez, el Día de la Bandera, el fallecimiento de Jenni Rivera o cualquier otra lindura semejante. El Día del Niño es un caso similar, creemos que el propósito de esta fecha es consentir a los niños por un día, pero eso no es un verdadero regalo a los niños.

Sólo podremos conmemorar el Día del Niño en el momento en que la niñez mexicana cuente con todas las posibilidades de acceder a una vida digna. ¿Cómo podemos celebrar este día dejando que los niños jueguen todo el día en la escuela cuando el nivel educativo del país está por los suelos y se está implementando una reforma educativa que pretende privatizar la educación? ¿Con qué cara les permitimos ver la programación televisiva especialmente dedicada a ellos cuando el noticiero de las once está lleno de asesinatos, secuestros y desapariciones?

Hay mil maneras de consentir a los niños por un día: dulces, juguetes, globos, serpentinas, hamburguesas, refrescos, balones, faltar a la escuela, inflables, fuegos artificiales, películas infantiles y caricaturas todo el día, botargas bailando en la calle, etc. Sin embargo, sólo existe una verdadera manera de celebrar el Día del Niño: exigir y velar porque nuestro país se vuelva un lugar seguro donde cada pequeño pueda tener una vida digna con el cumplimiento de todos sus derechos.

por Andrea Silva Martínez