viernes, 12 de abril de 2013

Lenguaje Universal


         
   Por Lorena Rojas

Música, melancólico alimento para los que vivimos de amor
-Julio Cortázar

La canción se cuela por la mente entre sueños, y a la mañana siguiente se desborda por la garganta, la boca, la lengua… toma forma de silbidos, palabras, sonidos perfectamente compenetrados que poco a poco toman posesión. El ritmo viaja por los pies danzantes y llega al piso de madera, baja la escalera haciéndola crujir armoniosamente; cada paso se une a la voz e un acto mimético y flotante, aunque el siempre juró no saber bailar… El ambiente se llena de ritmo, se tiñe del blues de ésa voz que hasta los oídos de ella llega. La música la invita a despertar.

Ir sentada en el último asiento del camión urbano y de repente escuchar a un señor tocando en la flauta “bésame mucho”, mejora sin duda mi estado de ánimo; sin pensarlo le doy mis últimos dos pesos, él ya me dejó una sonrisa tatuada en el rostro. He oído que los tatuajes son mucho más caros. La música dice algo  en unos segundos, mucho más de lo que yo podría decir en un discurso bien elaborado… y a ella, todos la entendemos.

Actualmente diversos estudios confirman los beneficios que la música trae al ser humano; estimula el aprendizaje, aumenta el desarrollo del habla, relaja y anima… Pero, ¿cuántos de nosotros nos detenemos a dejarla entrar?, ¿cuántos de verdad dejamos que la música nos invite a despertar?

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