jueves, 21 de febrero de 2013

Felipe



Iván Ernesto Hernandez Castillo
Mi querida Ariadna

Hermana, tengo presente que no te escribí cuando había prometido y lo más seguro es que la preocupación no te deje dormir, así que te envió esta carta para que sepas que me encuentro bien.

Me gustaría que recordadas el tema del que te mencione en la carta pasada, el de las amenazas que estaba recibiendo el Papa para que dejara el puesto. Encontramos al culpable. Pero por favor déjame contarte todo lo que paso.

Recuerdo haberte dicho que me asignaron a un equipo especial para encontrar a los autores de las amenazas. Uno de ellos es un investigador de fama mundial, uno que trabaja mientras le pagues el viaje y la comida, además de eso no cobra nada, es rápido, y de muy buenos resultados, su nombre es Felipe Encue Tramucho, es de México. La otra, es Elizabeth, esa jovencita empalagosa de la que te he hablado antes.

El primer día de nuestra investigación, estuvimos revisando la carta que le enviaron a Benedicto XVI, y Felipe la rompió, después la dejo en la mesa como si no importara y camino hacia las calles. Eli y yo quedamos en completa pérdida del razonamiento. Lo seguimos a su caminata para intentar obligarlo a que nos explicara su acción. No dijo nada.

Duramos aproximadamente dos horas caminando, y nuestro compañero se detuvo frente a una panadería. Entro misterioso y con una cara de satisfacción intelectual. Ahí dentro le pregunto al panadero si hacia pan de cierto tipo, no recuerdo cual, a lo que el hombre contesto que así se trataba, pero que solo se lo preparaba a un hombre en específico, El padre Abramo.

Felipe salió corriendo y a cada persona que se ponía frente a él, le preguntaba sobre ese Padre. Lo perdimos de vista, y lo buscamos por mucho tiempo, lo encontramos de regreso en el hotel donde nos hospedábamos, tenía en la mesa varios objetos, aparentemente todos relacionados con Abramo.

Elizabeth y yo no teníamos más dudas en nuestra cabeza, Felipe había capturado al culpable, y se veía feliz. Después de relacionar las evidencias, en efecto, Abramo es parte de un grupo anticatólico infiltrado en el Vaticano (después te hablare de ese nuevo trabajo), que había planeado esto desde muchos años atrás, por lo que todos nos sorprendimos que hasta ahora alguien los hubiera descubierto.

Una vez que terminamos con eso, Felipe se tuvo que ir, y yo con bastante curiosidad pregunte ¿cómo encontró toda esa evidencia? Me miro con una cara totalmente sorprendida, y me pregunto ¿De cuál evidencia hablas? Para después decirme que el solo se estaba paseando, y que la hoja que rompió por accidente tenía olor a pan, y que busco por la ciudad la panadería que lo produjera.

Hable un poco más con él, y se justificaba diciendo que todo lo que hizo fue caminar por Roma y dejarse llevar por el lugar. Se fue después de eso. Aun creo que me intento engañar, no es posible que ese tan extraño hombre, haya salvado una vida solo por querer comer pan. En cuanto al Papa, dijo que no cambiaría su decisión, creo que quiere unas vacaciones.

Te escribiré el próximo mes para decirte como van las nuevas investigaciones sobre este grupo.

Con mucho cariño, tu hermana Anastasia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario