Brenda María Espinosa
Solis
La riqueza monetaria y los bienes eran lo más importante
para este rey. Lo primero que hacia al levantarse era mirar lo que alcanzaba a
apreciar, sus tierras, su enorme
habitación y recordar las atenciones que tenía debido a su posición económica.
Observo por la ventana
̶ Esas tierras
pronto serán mías. En unos días mi poderío creceré y poco a poco crecerá mi reino.
Sólo debo vencer a ese insignificante que me impide cumplir mi objetivo. ¿Cómo pudo negarse?
Bajo a desayunar. Al terminar dio un paseo por la casa y
admiro cada detalle de ella. Era grande, rodeada de lujos, pinturas,
esculturas, entre otros objetos valiosos para él. Después de contemplar su sala
mando llamar a un sirviente.
̶ Ve a traer al
herrero, necesito que me construya un arma con lo mejor que tengo.
El hombre que moldearía la espada para su combate llegó a la
casa para escuchar la petición del rey. Era la primera vez que le pedía una
espada para usarla en un combate, por lo general sólo le servían como adorno.
̶ Necesito una
espada, la mejor que pueda existir porque con ella terminare con cualquier
hombre que me impida conseguir mi objetivo.
̶ La espada será
elaborada con los mejores metales de la región y la afilare de tal modo que hasta
la más insignificante partícula podrá cortar con ella.
̶ Quiero que esté
hecha con oro, este representara lo valioso que soy y mi poder ante todo.
̶ El oro no es el
material más conveniente para las armas, debería dejarme a mí la elección
̶ Por supuesto que
no, no hay metal más valiosos en este reino que no sea el oro, y así será.
A pesar de la insistencia, el rey se aferró a su idea de que
el oro por ser el más valioso sería el más fuerte.
El hombre contra el que iba a luchar por sus tierras era un
hombre humilde. Lo único que tenía era un pedazo de tierra un poco fértil y
este era el medio por el cual se
mantenía económicamente. Debía luchar
por lo que era de él sin importar contra quien fuera.
Para el momento de la pelea debía tener una espada, la cual tendría
la suficiente fortaleza para poder
enfrentar a su enemigo, el rey.
̶ El hierro es un metal lo suficientemente fuerte para lograr mi
objetivo, como hasta ahora lo he hecho al trabajar en el campo.
El día de la pelea llego. Cuando estaban frente a frente se
miraron fijamente, el resplandor de la espada de oro cegó por un instante. No
podía creer que la espada del rey fuera de ese material.
La batalla comenzó y los dos esquivaron golpes. El rey
estaba convencido de que todo resultaría como él lo esperaba, no había material
más poderoso en este mundo que el oro. Gracias a este se mueve el mundo.
̶ El rey debe ser un
hombre que maneja muy bien las armas y su espada debe ser construida con lo
mejor, no creo poder derrotarlo, es demasiado para mí, jamás podre contra eso.
Alguno de ellos debía caer primero.
El último golpe fue decisivo, lo miro fijamente, inclino su
espada, la dirigió al rey y con precisión corto su espada. El rey quedo
indefenso.
Sorprendido el rey de haber sido derrotado ya que su espada
era la mejor, inclina la cabeza como símbolo de derrota y de su consecuente
muerte.
̶ A pesar de que en algún
momento creí que su espada era lo mejor recordé la fuerza que hay detrás de
cosas menos ‘valiosas’.
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