jueves, 21 de febrero de 2013

Llegar


Cecilia Sánchez

[...] voy a seguir tus pasos hacia arriba, 
de tus pies a tu muslo y tu costado.

Jaime Sabines

A veces a los objetos les salía una cola, una sombra alargada se formaba detrás de su silueta. Con los ojos entrecerrados, sentía cómo chocaba contra mi rostro un aliento que sabía a nuevo, un vaho de mi boca le correspondía, y ellos bailaban. El sutil cosquilleo gustaba de recorrerme la espina, gateaba sobre mi ombligo, se engarruñaba en mi vientre; me laceraba, pero ni pensar en parar, no ahora. Sólo resiste hasta llegar, pensaba. 


El ritmo era marcado por los ecos del pecho, pisadas suaves, un, dos tres, un, dos, tres. Había un polvo muy antiguo; mi cuerpo se sacudía y le quitaba la angustia, ese apetito virginal que me llegaba en forma de historia. Las nubes arrojaban sus miradas, sus sentencias, pero recuerdo que la mañana era condescendiente: había un placer mudo entre los pliegues tiernos de natura. 


Llegar es un forcejeo, es resucitar, es amortiguamiento. Inhalo el sosiego, complacida. Limpio la sal de mi frente y respiro. Vaya corrida, ya extrañaba venir al parque.

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