miércoles, 10 de abril de 2013

Música más allá del proyector

por Andrea Silva Martínez

Durante la colonización de América, en medio de las imponentes Cataratas del Igazú, un bondadoso sacerdote jesuita, acompañado de un hombre que solía ser tratante de esclavos y que se ha convertido al sacerdocio, busca evangelizar al pueblo guaraní a través del amor, la generosidad y el ejemplo; en un pueblito italiano a finales de la década de los cuarenta, el pequeño Totó crece disfrutando de las películas que se proyectan en el único cine del pueblo y de las charlas que tiene con Alfredo, el proyeccionista; en medio de la Guerra de Secesión estadounidense, tres pistoleros tienen una misma ambición: encontrar la tumba donde está enterrada una gran cantidad de dinero. Ahora, querido lector, seguramente te estarás preguntando qué pueden tener en común estas tres historias. La respuesta es muy simple: todas ellas están acompañadas de la genial música de Ennio Morricone.

Las bandas sonoras del compositor italiano han acompañado a más de cien películas (recientemente ha participado componiendo la banda sonora de la película Django sin cadenas de Quentin Tarantino). Las historias con las que he empezado este texto pertenecen a las cintas La Misión, Cinema Paradiso y El bueno, el malo y el feo.

La versatilidad de Morricone le ha permitido crear composiciones tan diferentes y únicas como los argumentos de las películas en las que se encuentran. A través de los diversos instrumentos que emplea (en la banda sonora de La Misión se emplean instrumentos autóctonos de las culturas indígenas latinoamericanas) no sólo logra adaptar la música a la historia, sino que hace de la música una pieza clave de ésta. La emotividad y belleza de una escena donde un jesuita, aun bajo riesgo de ser asesinado, toca un oboe en medio de la selva para atraer la atención de los guaraníes no sería la misma si la melodía interpretada no fuese la de Ennio Morricone.

Las composiciones de Ennio Morricone han traspasado los límites de la cinematografía. La banda sonora de El bueno, el malo y el feo (una de las muchas colaboraciones que tuvo a lo largo de su carrera con su amigo de la infancia, Sergio Leone) se ha convertido en un referente obligado del género western en la cultura popular ¿Cuántas veces no hemos visto en el cine o en la televisión el enfrentamiento de dos rudos pistoleros del viejo oeste con una melodía en forma de silbido en el fondo? Cabe mencionar que este compositor ha colaborado con otros artistas alejados del mundo de la composición de bandas sonoras, en este sentido y para terminar, deseo recomendarles el disco Desire de la cantante estadounidense Amii Stewart, una hermosa mezcla de la voz de esta talentosa cantante y la música del genial Ennio Morricone.

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