miércoles, 10 de abril de 2013

La ladrona de sentimientos





Andrea Solis Salazar



Sin duda alguna es un hecho innegable que desde tiempos tan antiguos como la historia misma de la humanidad, ha estado fugitiva una eficaz y escurridiza ladrona. La misma sociedad fue su cuna y hogar, en ella evolucionó y adquirió maestría para llevar a cabo sus robos; no se le puede llamar “vulgar” puesto que esta ladrona hurta aquello que es considerado como la mayor riqueza del ser humano, lo que no se pude cotizar en ninguna moneda, sus sentimientos.

Esta ladrona comete impunemente sus crimines en cualquier lugar y a cualquier hora. A nadie le interesa detenerla ni ponerle un alto. Sus principales victimas son los enamorados, las personas que pasan por momentos difíciles, aquellas que se encuentran deprimidas, o que por el contrario sienten el éxtasis de la vida correr por sus venas… No tiene piedad entre atacar a una solitaria persona o a un grupo completo de gente, no importa la nacionalidad, el sexo, la edad, la condición social, la educación o la lengua que la persona tenga… Nadie se ha salvado de ser su victima, todos han sufrido, al menos, un robo perpetuado por ella.

En cuanto a su “modus operandi” es muy sencillo y a la vez violento; comienza con un ligero ataque al oído externo de la victima, quien no puede resistirse y termina cediendo, conforme el primer impulso avanza al cerebro de la persona, la fuerza del ataque inicial va aumentando hasta que termina por ser procesada gracias a las neuronas, es en esta fase de proceso donde la ladrona completa su robo al provocar una sonrisa, una lagrima, un suspiro, etcétera, en fin todo aquello que demuestre que su victima posee sentimientos.

En cuanto a su nombre, es fácilmente traducible a todos los idiomas, debido a la fama mundial dela cual esta ladrona goza… En español la llamamos “música”.
  

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