jueves, 11 de abril de 2013

Meine Anna, sie singt so schön...

Anna Netrebko
Cecilia Sánchez

Ves su foto y te posee un hechizo instantáneo: se asemeja a una figura pop, a una estrella del country, la cara bonita tradicional. Luego aparece como Violetta en La Traviata o interpretando  Meine Lippen, sie küssen so heiss de Lehár, y cada nota perfectamente lograda permanece en tus oídos, renuente a marcharse. Las vibraciones que llegan hasta la cóclea se convierten en polvo cósmico, los impulsos nerviosos en burbujas y jurarías que sientes su recorrido desde el nervio auditivo hasta tu cerebro. Y qué decir de su fresca y liviana presencia en el escenario, uno tan rígido y formal como lo es el de la ópera. Canta en ruso, en español, en alemán, en inglés; baila, brinca, lanza flores, coquetea; es Adina, Natasha, Susana. Es la apoteosis de un artista: es Anna Netrebko.

Anna es una de las sopranos más conocidas y talentosas en la actualidad, no sólo por su timbre flexible y amplia tesitura, sino también por una sutil insolencia ante lo clásico, que le funciona muy bien y que la distingue de otras cantantes que pueden llegar a ser acartonadas. Nacida en Rusia en 1971, su historia musical comienza en San Petersburgo, en donde estudió interpretación vocal en el Conservatorio; posteriormente trabajó en el Teatro Mariinski, donde conoció a Valery Gergiev, un director de orquesta que se convertiría en su mentor. Desde entonces ha participado en múltiples óperas alrededor del mundo en papeles diversos, pues su rango vocal es tanto el suave de un soprano lírico como el más oscuro de un soprano lírico spinto, ello aunado a su innato talento actoral. Todo esto la dota de un espectro de variadas posibilidades de interpretación.

Conocerla y dejarse encantar por esta diva moderna, de icónica belleza e inigualable voz (sin la cual, según Anna, su aspecto físico de poco le hubiera valido), es una decisión de la que uno no podría más que deleitarse; porque eso es Anna, una integral y redonda delicia.

Recomiendo ampliamente los duetos con el tenor Rolando Villazón. Otro manjar.

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